León Felipe.
En Cuba no pueden olvidar la hermosa carta que Ernesto Che Guevara dirigiera al autor de El ciervo (León Felipe), confesándole que era ese uno de los pocos libros que tenía en la cabecera de su cama. El Che había conocido al poeta en sus años mexicanos. En la carta, le cuenta que lo había citado para contradecir el pesimismo del poeta y proponer su imagen del que llamaba "el hombre muevo".
El "poeta en obras" que fue el Che, le dice a León Felipe que entonces afloró algo "del poeta frustrado que llevo dentro" y "lo elegí a usted para polemizar en la distancia". E inmediatamente precisa: "Es mi homenaje". El poeta español le devolvió el homenaje con un poema que tituló "El gran relincho". Rechaza que lo comparen con Don Quijote y escoge, prefiere' el papel de Rocinante:
A Rocinante le gusta mucho relinchar
y a mi también me gusta mucho relinchar.
Tenéis que aprender, americanos,
Venid. Vamos a relinchar ahora,
Ahora mismo todos juntos,
desde el Capitolio de Washington…
fuerte, fuerte, FUERTE...
hasta que el relincha llegue a Vietnam
y lo oigan todos los vietnamitas,
y a Cuba también
y lo oigan todos los cubanos,
como el cornetín de la gran victoria universal,
hasta que lo oigan los hombres todos de la tierra
como el cese definitivo de todas las hostilidades del planeta.
Ese es el último aliento de este hombre fiel a quien los años no hicieron sino adensarle la dignidad y el hondo vínculo con las mejores causas del mundo. Es una de las voces que mejor representa el espíritu del pueblo español que eligió la causa de la República.